El modelo francés de autocaravanismo se resquebraja

por El sector, On Road World

A estas alturas del año, son muchos los autocaravanistas españoles que han regresado a casa después de disfrutar de unas fantásticas vacaciones por Francia, uno de los paraísos autocaravanistas por excelencia. La mayoría de ellos, probablemente no habrá encontrado demasiados problemas para desplazarse y pernoctar con su autocaravana, pues se trata de un país muy preparado para el Turismo Itinerante.

Sin embargo, aquellos que hayan elegido como destino algún lugar más turístico, a pie de costa, quizás se hayan encontrado con más prohibiciones de las que hubiesen imaginado, y es que, solo hemos de recorrer unos pocos kilómetros una vez traspasadas nuestras fronteras, para ver lo difícil que resulta encontrar una plaza en alguna de las áreas de las Landas, País Vasco francés, Costa Azul o Costa Vermella.

En pocos años, el autocaravanismo está experimentando en Francia un importante retroceso en lo que a libertades se refiere y es que, incluso en los destinos más salvajes,  como Bretaña, el aumento de prohibiciones de estacionamiento de autocaravanas ha aumentado drásticamente, en la misma proporción en la que han aparecido nuevas regulaciones y establecimientos de pago.

La Legislación francesa

Pero vayamos por partes. Antes de entrar en detalle en los problemas que están surgiendo con el autocaravanismo en Francia, hemos de remitirnos a la normativa que lo regula. En este caso y al igual que sucede en España, son el código de circulación en carretera, el código de urbanismo y el código general de colectividades territoriales, los que regulan el estacionamiento de las autocaravanas en la vía pública.

En este sentido, el código de circulación señala que las autocaravanas no podrán ser privadas de su derecho a estacionar cuando estén vacías y durante el día, como cualquier otro vehículo, si bien, todo uso abusivo puede ser sancionado, pudiendo los alcaldes imponer algunas restricciones de estacionamiento o circulación, siempre por características inherentes a ciertas peculiaridades del vehículo, como su altura, superficie, anchura o peso.

En el caso de las autocaravanas habitadas, el código lo deja muy claro, pues tampoco pueden los alcaldes decretar una prohibición de estacionamiento general de las autocaravanas en todo el territorio de la comuna, si bien, sí que pueden prohibir el estacionamiento en zonas particularmente sensibles. En cualquier caso, siempre se debe preservar el derecho de las autocaravanas a una zona de parada nocturna, dentro del territorio de la comuna.

Cultura de Pique-Nique

Además de situarnos en su marco normativo, también lo hemos de hacer en su marco social, y es aquí donde encontramos las mayores diferencias con nuestro país. En Francia existe una gran cultura de pique-nique, entendiendo que el disfrute del entorno, mientras se haga con respeto, no tiene porqué representar un problema.

Esto es algo que podemos ver en cualquier rincón del país, especialmente al medio día, momento que nuestros vecinos aprovechan para hacer una pausa y sacar unas deliciosas viandas, allá donde estén. También es algo que realizan cuando viajan en autocaravana, aprovechando cualquier rincón para sacar mesa y sillas para comer. Sin embargo, la forma y el tono en el que lo hacen, dista mucho del que nos podemos encontrar dentro de nuestras fronteras.

Autocaravanismo masificado

Hasta aquí hemos definido un marco casi idílico, donde normativa y cultura se abrazan para ofrecernos un entorno perfecto para disfrutar del autocaravanismo. Pero, ¿Qué ocurre cuándo en lugar de un vehículo, se trata de cientos de autocaravanas que luchan por conseguir un hueco en el que poder aparcar y, cómo no, poder sacar su mesita y su silla a la hora de comer?

Hemos de tener en cuenta que el número de autocaravanistas franceses es seis veces superior al nuestro, a lo que hemos de sumar la gran cantidad de autocaravanistas extranjeros que los visitan cada año, en conjunto, más que suficientes para llenar la primera línea del paseo marítimo de una población en la que esté permitido el estacionamiento de autocaravanas, o colgar el cartel de completo, en el área de aquella población que ha preferido confinarnos en un espacio concreto.

El autocaravanismo, en esas condiciones, deja de ofrecer la imagen idílica que la mayoría tenemos sobre él, máxime cuando la actitud de algunos, ocupando el doble de espacio para su autocaravana y toldo, es de todo menos responsable, hecho que saben aprovechar muy bien los detractores de nuestra forma de hacer turismo.

La fuerza de un colectivo

Afortunadamente, el hecho de ser un colectivo tan numeroso también tiene sus ventajas, y es que su poder es mucho mayor del que tienen nuestras asociaciones, dejando a un lado la actitud mucho más luchadora de los franceses ante las injusticias, y sino que se lo digan a María Antonieta… A esto debemos añadir que Francia posee una importante industria empresarial del autocaravanismo, contando con algunos de los grupos empresariales más importantes de Europa, como Trigano o Rapido, así como la extensa red de industrias y comercios vinculados al sector.

Un futuro por determinar

Sin embargo y pese a llevar muchos años siendo un referente, los propios autocaravanistas franceses empiezan a reconocer que el fin del «todo vale» está cada vez más cerca, pronosticando que el «confinamiento de los autocaravanistas en áreas, mayoritariamente de pago, está cada vez más cerca».

También admiten que quizás si se hubiese hecho un uso más responsable de los espacios, sin copar las primeras líneas de la costa durante largos periodos de tiempo y haciendo uso además, de todos los elementos de acampada disponibles, o habiendo sido mucho más severos contra actitudes incívicas como el vertido de fluidos en la vía pública o el uso de los cementerios para repostar agua,  probablemente habrían contribuido a que la imagen de nuestro colectivo hubiese sido mucho mejor y más positiva a los ojos de los demás, lo que nos habría permitido seguir disfrutando de nuestra forma de viajar, con total libertad. En España todavía hay mucho trabajo por hacer: ¿Tomamos nota?…

Texto: Conrado Rodríguez  ·  Fotografias: On Road Magazine

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